La Deleuziana
Una revista que desea
Manifeste (version française)
Manifesto (English version)
Manifesto (versione italiana)
La Deleuziana es una revista de filosofía en línea, compuesta y editada por un grupo de redacción internacional, que tiene como objetivo difundir las investigaciones sobre la realidad filosófica y social contemporánea. Si bien ella tiene como punto de apoyo la obra de Gilles Deleuze, sus intereses no se limitan a la sola exploración del pensador francés, sino que es la punta de lanza para abrir un campo de acción. En ese sentido, la razón suprema de su nacimiento proviene tanto de la necesidad de ofrecer un espacio para publicar y compartir no sólo la filosofía deleuziana con especialistas y aficionados, sino también de ofrecer un medio para divulgar el pensamiento crítico hoy. La producción de un pensamiento crítico en nuestros días es, ante todo, provocado por la decepción generalizada de la crisis -económica y espiritual-, que cierra todas las alternativas (críticas y creativas) y por la dispersión de los saberes que atomiza a los especialistas.
Más que representar un territorio exclusivo o privilegiado, el pensamiento de Deleuze constituye el espíritu de la revista, quién nos conduce a diversas aventuras. Bajo esa perspectiva, la Deleuziana se propone realizar su propia desterritorialización para movilizar y desplazar las líneas de pensamiento deleuzianas hacia el presente. Para ello, será necesario encontrar otras visiones y experimentar alianzas inéditas con el fin de hacer frente a los conflictos actuales y futuros, en los cuales la filosofía debe comprometerse, para evitar ser asesinada por los nuevos poderes de la comunicación, de las finanzas y del control.
Es por esta razón que “deleuziana” no es un adjetivo que implique exclusividad o que quisiera ser la denominación de un nicho, de un grupúsculo o de un estilo, sino un pretexto para iniciar un recorrido y reunirse en torno a una elección de vida. En ese sentido, el artículo “la” no tiene como ambición expresar una suerte de autenticidad o de autoridad en los dominios de los estudios deleuzianos, sino que pone en obra una dramatización: “la deleuziana” deviene así una figura imaginaria bien precisa que, sin embargo, aún requiere de ser desarrollada. La deleuziana es entonces y, ante todo, una condición del pensamiento o un personaje conceptual: ella es una niña, una mujer, incluso un devenir-mujer: de los conceptos, de los autores, del siglo que de otro modo no podría ser deleuziano.
En tanto mujer, la deleuziana es la respuesta polémica a la jovencita del capitalismo (de la cual tenemos los sugestivos análisis de Tiqqun), es decir, la subjetividad mercantilizada en la cual el deseo es sistemáticamente destruido por el cálculo algorítmico de las pulsiones. Si uno debiera ser osado, al menos una vez en su vida, a nosotros nos gustaría que la Deleuziana fuera como el Anti-Edipo de nuestra época: la anti-jovencita que traza la línea de fuga y nos aleja de las pasiones tristes donde el pensamiento normalmente se hunde.