16 – Anarchivismos latinoamericanos: subvertir el orden de lo viviente

El despunte teórico del concepto de archivo pasa por una importante politización de sus formas constitutivas y modos de funcionamiento, pero también, y de manera crucial para este número, por enfrentar las tensiones entre ese ordenamiento que supone y las políticas anárquicas que lo desestabilizan. Han sido clave para este movimiento crítico en torno a las políticas del archivo, las aportaciones decisivas de Foucault, también llamado por Deleuze “el nuevo archivista”, cuyo desplazamiento arqueológico trastoca las formaciones históricas del saber para poner en cuestión el ordenamiento político que opera en el archivo, el diagrama de fuerzas y relaciones de poder que lo atraviesan.

De modo que, en la actualidad, la noción de archivo ostenta una dimensión filosófica protagónica, que se propone como un campo de problematizaciones para el pensamiento contemporáneo, en la medida en que configura en las huellas registradas de la producción social un orden que, si seguimos a Foucault, es inseparable del orden que se establece entre los vivientes. En relación con ese ordenamiento político entre corpus y cuerpos, Derrida también pone en marcha una línea de reflexión que recupera la etimología griega del término archivo: arkhé, para nombrar un doble principio entre origen y mandato, es decir, entre arkhé y nomos, sobre el que se sostiene el poder arcóntico (Derrida 1997: 9). La autoridad de la ley sobre los documentos organizados bajo el poder de consignación propio de los arcontes: los guardianes del archivo y únicos responsables de su correspondiente interpretación.

En ese sentido, el espacio teórico abierto por Foucault y Derrida también hace mapa con las maquinaciones deleuzianas y las singularidades vitales que subyacen y dislocan el archivo: “un devenir de fuerzas que no se confunde con la historia de las formas” (Deleuze 1987: 115). En Deleuze el diagrama de fuerzas se presenta como un espacio de mutaciones, enfrentamientos y revueltas (lo virtual) que proceden del afuera, actualizando el archivo, sus regímenes audiovisuales y relaciones de poder, aunque también promoviendo puntos de resistencia contra el orden que se impone entre lo que se puede hablar y ver, entre lo enunciable y lo visible.  Para Deleuze el afuera siempre es apertura a un futuro, no hay pues principio ni fin, que pueda ejercerse totalitariamente con el arkhé: “nada ha comenzado, todo se metamorfosea” (Deleuze 1987: 119).

Es de nuestro interés, entonces, para este número de La Deleuziana, indagar en las potencialidades anárquicas que trastocan y subvierten el archivo. Resulta crucial, en ese sentido, el creciente debate crítico desde latinoamericana sobre las funciones restrictivas del archivo, pero también, sobre sus potencialidades anarchivistas; por supuesto, en tensión con el archival turn de la crítica anglosajona y su localización geopolítica centralizada. Nos interesa también cómo esa supuesta centralidad de la crítica anglosajona ha sido cuestionada, desde el mismo Norte Global, por el despliegue anárquico y político de prácticas artísticas y reflexiones teóricas, que se apropian de las nuevas tecnologías y de los contextos económicos contemporáneos, para construir nuevos procesos de creación-investigación. Por lo tanto, empatizamos con la proliferación de formas colaborativas y participativas entre diferentes artistas e investigadores, que generan alteraciones anarchivistas en el que la obra artística no representa ni un origen o fin, sino una forma siempre en proceso, abierta a su reelaboración, a la intervención de nuevas fuerzas. 

En esa línea de experimentación, se suman proyectos como el desarrollado por la red internacional de artistas e investigadores, SenseLab, con sede en Montreal, o el desarrollado por The Sphere, cuyos trabajos o propuestas artísticas exploran en las potencias intensivas del anarchivo, su condición hermenéutica y heurística para cuestionar las formas tradicionales de la producción cultural y generar otras formas de experimentar y poner en relación nuestras prácticas artísticas y sociales. El anarchivo, en su condición de apertura y de incompletitud, pone en marcha una práctica relacional y procesal, donde la obra artística se libera de las categorías tradicionales de propiedad y transcendencia, para ser alterada en el futuro, para ser confrontada por su afuera, para devenir un bien común. 

De esa forma, encontramos puntos de afinidad y convergencia entre los proyectos anarchivistas mencionados y los procesos con el anarchivo desarrollados desde Latinoamericana, como el trabajo de la Red de Conceptualismos del Sur y sus reflexiones y prácticas orientadas a la repolitización del archivo, sus variantes anarchivistas, anómicas e inapropiables, para pensar formas de lo común en medio de la violencia y la precariedad de nuestras crisis contemporáneas. Teniendo presente su fuerza política para generar de otros modos de existencia, formas de organización y cooperación mutua, que potencian las fuerzas anárquicas de lo viviente frente al dominio del capital financiero y sus dispositivos estatales/institucionales de opresión y explotación.

Aquí la inscripción latinoamericana apela a la profundización de un estado de la cuestión en torno a los archivos, cuyo notorio interés atraviesa múltiples formas de intervención crítica desde un conjunto heterogéneo de reivindicaciones poscoloniales, colectivos sociales, movimientos feministas, disidencias sexuales, disputas sociales por la memoria, corrientes estéticas y prácticas artísticas que producen alteraciones y mutaciones en el cuerpo social.

Para este número interesa así mismo profundizar en las relaciones entre el pensamiento deleuziano y la reflexión filosófica latinoamericana sobre los archivos, en tanto también podemos entender a este último como una máquina social transversal y coextensiva a todo el campo social que, a su vez, delimita, clasifica y organiza, en función de establecer el ordenamiento político que define lo “actual”. Esta última inflexión de la noción de archivo como máquina social, en alianza con el pensamiento deleuziano, es propuesta por el pensador chileno Andrés Maximiliano Tello, para dar cuenta de la constitución maquínica del archivo (sus agenciamientos con otras máquinas como la estatal o la capitalista) y de las líneas de fuga que escapan a su encierro: esas fuerzas anarchivistas que perturban el orden social y señalan otras rutas de resistencia frente a los poderes arcónticos de los aparatos gubernamentales, de las instituciones y sus dispositivos de disciplinamiento y control.

Desde otra perspectiva, Daniel Link traza en la crítica latinoamericana la posibilidad de un “bien de archivo” (un guiño lúdico a Derrida), donde resalta una dimensión más farmacológica, que nos plantea también la pregunta sobre si es posible reusar los archivos para atentar contra ellos, contrarrestar el poder de los arcontes (y de sus categorías disciplinarias: canon, institución, etc.), para liberar la singularidad de las huellas archivadas.  Así mismo, Nelly Richard ha trazado una ruta en la crítica cultural para pensar archivos estéticos de la revuelta, cuyas prácticas también construyen formas de lo común en un tejido de afectos y saberes contra-hegemónicos. En las artes y en la literatura latinoamericana encontramos diversas experiencias subversivas que parten de la reapropiación de los archivos para desordenar sus regímenes de verdad. De esa manera, estas trayectorias o rutas posibles de indagación atraviesan nuestras líneas de interés o nudos de trabajo para la presente convocatoria, en la medida en que, el archivo aparece, ya sea como noción o como práctica, definido como un espacio intensivo donde se configuran las formas de saber y sus relaciones de poder, pero, así mismo, los modos de subjetivación que resisten con la desobediencia anárquica de sus respectivas prácticas. 

            En definitiva, este número se propone seguir la estela de las experiencias de los anarchivismos latinoamericanos, reconociendo su dimensión pluralista, heterogénea y singular, a la luz de sus implicaciones teóricas, políticas, estéticas y culturales, en una época de radicales transformaciones en las tecnologías de almacenamiento, clasificación e instrumentalización de las huellas de la producción social a escala global.

De esa manera, pensamos el movimiento anarchivista latinoamericano, como un movimiento de perturbación, un trastorno del sueño absolutista de los gobiernos de la memoria, contra los regímenes de verdad que pretenden unificar los registros de la multiplicidad latente en la vida social. En última instancia, pensamos el movimiento anarchivista como una forma de salud en medio de las amenazas totalitarias del presente.

Principales (pero no excluyentes) líneas de trabajo:

Maquinar el archivo: ¿relación entre la filosofía contemporánea y pensamiento latinoamericano sobre el archivo?  ¿qué es lo que define una práctica anarchivista en el contexto del pensamiento latinoamericano? ¿qué alianzas posibles existen entre el pensamiento deleuziano y las prácticas anarchivistas en Latinoamérica?  ¿Es posible activar zonas de resistencia anarchivista contra el poder arcóntico de las nuevas tecnologías de archivación y control social?

Anarchivos y formas de lo común: ¿Estrategias colectivas de intervenciones anárquicas en la producción cultural contemporánea? ¿formas de anarchivo y sus reinvenciones teóricas y creativas: archivos inapropiables, archivos anómicos, archivos del porvenir? ¿La relación de los nuevos medios con formas de desarchivación y anarchivación? ¿cómo pensar una ética anarchivista hacia la reivindicación de lo común? ¿El anarchivo, otras formas de comunidad posibles?

Prácticas anarchivistas latinoamericanas: ¿cómo activar modos de resistencia anarchivistas en las prácticas políticas de lo cotidiano? ¿relación entre Estado, archivo y anarchivismo? ¿es posible pensar nuevas relaciones entre saber, poder, y modos de subjetivación? ¿Cómo se articulan los archivos de la revuelta, las memorias del conflicto y las luchas colectivas por la vida? ¿cómo se relacionan las luchas feministas, las disidencias sexuales, los procesos descolonizadores con las prácticas anarchivistas?

Noción de archivo y crítica latinoamericana: ¿es posible una nueva relación entre lectura, literatura y archivo? ¿Cómo activar un bien de archivo que oblitere su función arcóntica como espacio de dominación de los corpus y los cuerpos? Estrategias anarchivistas para desorganizar la biblioteca, el canon y la tradición.

Archivo, literatura y memoria: ¿relación y diferencia entre incorporaciones de material de archivo en la literatura y maquinaciones literarias contra el archivo? ¿en qué sentido la subversión adquiere un lugar clave en la relación archivo y literatura?  Construcción literaria de archivos ficcionales, escrituras disidentes y memorias contra-hegemónicas.

Referencias bibliográficas:

Derrida, Jacques (1997). Mal de archivo: una impresión freudiana. Madrid: Editorial Trotta.

Deleuze, Gilles (1987). Foucault. Barcelona: Paídos.

Foucault, Michel (1991). Las palabras y las cosas: Una arqueología de las ciencias humanas. Ciudad de México: Siglo XXI.

Foucault, Michel (2010). La arqueología del saber. Ciudad de México: Siglo XXI.

Link, Daniel (2019). “Bien de archivo”. En Actas de las III Jornadas de discusión/ II Congreso Internacional. Archivos personales en transición, de lo privado a lo público, de lo analógico a lo digital. Buenos Aires: CEDINCI. Link: Http:/jornadasarchivos.cedinci.org/wpcontent/uploads/2019/11/Actas-archivos-personales-en-transicion-2019.pdf.

Tello, Andrés Maximiliano (2018). Anarchivismo: Tecnologías políticas del archivo. Adrogué: La Cebra.

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